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Somos Bautistas

PERSISTIR EN ORAR

“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre,

 y no desmayar” (Lucas 18:1)

            El tema de la oración es quizás uno de los que más se menciona en estudios bíblicos, predicaciones o conversaciones. Aun, en situaciones de tiempo real, nos une sin importar la distancia, horario o propias realidades.

Como pueblo bautista, cada mes de junio enfatizamos la oración. Estando convencidos de que es una herramienta espiritual que nos permite unirnos a los propósitos de Dios, a internalizar su voluntad y actuar en fe sin importar las circunstancias.

Sin duda alguna, nuestro Señor Jesucristo es el mejor ejemplo a seguir en cuanto a ser persistentes en la oración. No existía ninguna situación, multitud, cansancio, responsabilidad que le impedía apartarse para orar.

Este tiempo exige que podamos desarrollar una vida de oración que evidencie nuestra fe, confianza y obediencia al Señor nuestro Dios.

Siempre habrá necesidad y oportunidades de orar. Por lo que requerimos de un pueblo que con su fe agrade a Dios y que pueda apartar toda duda (Santiago 1:6).

La invitación de Jesús de orar siempre, y no desmayar, es un reconocimiento de que solo en el poder de Dios tenemos lo necesario para avanzar, tendremos la fuerza para resistir, y la capacidad de entender los tiempos de Dios para unirnos en donde él está obrando.

Desear y trabajar para ver una nación que se rinda a Cristo y sea transformada por el poder de Cristo, requiere de hombres y mujeres que se humillen delante de Dios, oren y busquen su rostro.

Durante la segunda guerra mundial, cuando los bombardeos eran más intensos en la ciudad de Londres, en una de las iglesias de la ciudad apareció el siguiente anuncio: “si tus rodillas tiemblan, ora sobre ellas”. Es una reiteración de orar siempre y no desmayar.

A menudo fallamos en orar porque desmayamos. Nos desanimamos, y luego ya no oramos como debemos.

Orar siempre y no desmayar es no retroceder, como perezosos en el trabajo o cobardes en la guerra. La oración debe ser redoblada y reforzada.

Como expresó el gran predicador Charles Spurgeon

los hombres siempre deben orar, y no deben desmayarse en la oración. Si no oran, se desmayarán de muchas maneras. Su coraje se desmayará. Toda su esperanza en cuanto al futuro se desmayará, y se caerá en un desmayo como lo fue. Entonces, queridos hermanos, tienes tu elección entre orar y desmayar.

 En este tiempo de tantos desafíos, es imperativo que busquemos juntos a Dios en la oración. Podemos y es necesario estar de acuerdo en orar y experimentar lo que dijo nuestro Señor Jesucristo “además, les digo que, si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo” (Mateo 18:19).

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