La oración, privilegio y disciplina, es respuesta a la gracia de Dios
El cristiano aprende a orar de la mano de Jesucristo, como muestra la Escritura en Lucas 11:1-4. La narrativa bíblica refiere que “uno de sus discípulos le dijo: Señor enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.” Tal petición activó en el Maestro una respuesta inmediata, ante la necesidad manifiesta de quienes debían practicar con solvencia tal disciplina y disfrutar del privilegio de la gracia de Dios. Una idea de Tomás W. Hunt, profesor jubilado del Seminario Bautista Southwestern y ex director retirado del ministerio de oración de LIfeWay Christian Resources, descansa en que durante toda su vida el ser humano tiene en la oración “el privilegio más grande y la mayor fuente de poder”… Asegura que “la oración es un don precioso de Dios que nos